Se acerca la temporada más fría del año y, especialmente ahora, con los precios de la luz y el gas disparados, nos hacemos una pregunta: ¿Qué podemos hacer para preparar nuestra casa y ahorrar en el consumo energético?
Sí queremos gastar poco dinero, podemos optar por los tips más habituales, como la utilización de bombillas de bajo consumo, asegurarnos de que nuestras puertas y ventanas tienen un buen cierre y no permiten que el calor se escape de casa o instalar sistemas de aerotermia para utilizar el aire como calentador.
Pero si estamos dispuestos a reformar nuestra vivienda a fondo con el fin de hacerla más eficiente y recuperar la inversión en pocos años mediante el ahorro energético, es hora de hablar de los estándares Passivhaus y de las reformas EnerPHit. Abordar unos cambios siguiendo estos métodos nos puede llevar a reducir en un 80% el consumo de energía.
¿Qué es una Passivhaus?
Las Passivhaus o casas pasivas son viviendas que, desde su construcción, han sido ideadas para seguir unos estándares energéticos determinados, que las convierten en edificios altamente eficientes, en los que el ahorro en luz y gas puede alcanzar el 90%.
Siguen cinco principios básicos. El primero de ellos es el aislamiento térmico exterior de la casa, que debe evitar el paso del calor en verano y del frío en invierno, lo que le permite mantener durante todo el año una temperatura muy agradable en su interior. La segunda clave de este sistema es el hermetismo de la casa. Debemos asegurarnos de que los materiales, juntas y aberturas – como puertas y ventanas – no permiten que se escape la temperatura interior. Esto nos lleva al tercer fundamento, asegurar que las puertas y ventanas son de calidad para garantizar la estanqueidad de la vivienda y, por tanto, que no haya fugas de calor.
Otro punto clave de las Passivhaus es la eliminación de los puentes térmicos, es decir, aquellos recovecos de la casa, como ejes o juntas de la estructura, a través de los que pueda haber una pérdida de la temperatura de confort. Finalmente, también debe existir un sistema de ventilación mecánica, que tendrá una doble función: renovar el aire del interior para mejorar la calidad de este y calentar el aire que entra de nuevo utilizando el calor del aire que sale.
El problema que presenta el estándar Passivhaus es que solo se puede aplicar a una vivienda que construimos desde cero, no a una que vamos a reformar. Para este último caso debemos acogernos al sistema EnerPHit, un tipo de reforma basado en los estándares de la casa pasiva.
¿En qué consisten las reformas EnerPHit para ahorrar en luz y gas?
Para aquellos inmuebles que ya estén construidos y queramos reformar para hacerlos más eficientes energéticamente, el estándar EnerPHit es ideal.
Uno de los puntos fuertes de este tipo de reformas es el diseño de ventanas, acorde con la zona climática en la que se encuentre la vivienda. Si, por ejemplo, la casa está situada en una región próxima al Mediterráneo, las ventanas contarán con un doble cristal, suficiente para conseguir este ahorro deseado. Si, por el contrario, nos encontramos en un lugar más interior, donde las temperaturas serán más extremas, debemos optar por el triple cristal.
Por otro lado, también es interesante incluir un sistema de control solar, instalado en el exterior del edificio, que nos permitirá aprovechar la radiación del sol durante el invierno para calentar la vivienda y mitigar sus efectos durante el verano, para paliar el exceso de calor. Además, debemos incluir un aislamiento térmico a la cubierta del edificio que evite las condensaciones y tenga una baja conductividad térmica.
La ventilación mecánica, igual que en la casa pasiva, también es un punto muy importante, ya que nos permitirá tener un aire de mayor calidad y recuperar el calor que expulsamos durante la renovación.
Finalmente, en las reformas EnerPHit podemos valorar el uso de energías renovables, como la instalación de placas solares o, sobre todo, el uso de sistemas de aerotermia para calentar el agua o mantener la temperatura de nuestro hogar.
Mayor inversión, menor gasto
Una reforma de estas características puede resultar, como mínimo, un 10% más cara que una habitual, ya que implica una mejora en los materiales y una implantación de sistemas más costosos. La clave está en el ahorro que conseguiremos en el largo plazo gracias a la reducción del coste de la factura de la luz o del gas.
En este caso, debemos tomarnos esta reforma no como un gasto, sino como una inversión que nos supondrá un gran ahorro en el futuro.