Si estáis a punto de tener un bebé, es muy probable que estéis preocupados por qué detalles debe tener la habitación del recién nacido, qué colores son mejores para favorecer su descanso, qué muebles son imprescindibles o qué medidas de seguridad debemos tomar para evitar accidentes.
Los muebles, siempre a medida
Aunque los primeros meses sobre mucho espacio en la habitación debido a que los muebles será más pequeños, con el tiempo el bebé crecerá y necesitará más espacio. Entre el mobiliario que no puede faltar, encontramos, en primer lugar, la cuna, que debería ser convertible en cama. De esta forma nos servirá también para el primer año en que el pequeño de la casa ya no duerma en cuna y comience a utilizar una cama normal.
Otro mueble totalmente necesario es el moisés, un espacio cálido, cómodo y seguro para que el bebé vaya descubriendo, poco a poco, el mundo que le rodea sin dejar de sentirse protegido.
No podemos olvidarnos del cambiador, que os facilitará la tarea de cambiar pañales y limpiar al bebé. De esta forma todo será mucho más higiénico y evitarás manchas en las sábanas, en el sofá, en la mesa, etc.
Algo en lo que no se suele pensar y que es muy útil es el sillón de lactancia. Si tienes que despertarte por la noche, este mobiliario te facilitará darle el pecho el biberón sin necesidad de molestar a los demás integrantes de la casa.
¿Cuál es el mejor color para las paredes?
El color de las paredes influye mucho en el comportamiento de los bebés. Por eso es mejor pintarlas con colores neutros, para que se encuentren en un ambiente más tranquilo.
A modo de recomendación, utiliza papel pintado o algún material que sea fácil y económico de limpiar, de esta forma, tendremos menos problemas a la hora de limpiar la pared cuando el bebé crezca y la pinte con lápices.
Más amplitud para no estresar al recién nacido
Cuanto más despejada esté la habitación, mejor. La sensación de amplitud no estresará al recién nacido y tendrá una mejor calidad de vida. La iluminación para lograr esta sensación es la clave, la luz natural es la más idónea.
Además, es fundamental evitar las cosas que acumulen polvo, como por ejemplo una alfombra. De esta forma evitaremos la aparición de bacterias y favoreceremos la higiene en la estancia.