El frío se acerca y cada vez tenemos menos ganas de pasar tiempo en nuestra terraza o nuestro porche, no porque no nos apetezca, sino por las bajas temperaturas. Por eso, en este artículo vamos a explicar cómo aprovechar los espacios exteriores de tu casa también durante los meses de otoño e invierno.
Unos toques sencillos y baratos para usar tu terraza con frío
Disfrutar de tu porche o terraza en invierno no tiene por qué costarte demasiado dinero. En primer lugar, tendrás que contar con un elemento que dé calor a la estancia, como una chimenea o una estufa de exterior, unos cerramientos parciales laterales que sirvan como paravientos y unas mantas que nos permitan disfrutar leyendo, tomando un café o charlando con nuestra familia o amigos.
Cerramiento completo, la mejor opción
Lo mejor que podemos hacer para disfrutar totalmente de nuestro porche o terraza en los meses más fríos es cerrar completamente este espacio, añadiendo estructuras laterales y frontales. Además, debe haber una puerta que separe el porche del resto de la casa para protegerla del frío exterior.
¿Qué tipos de cerramientos existen?
Las estructuras de madera para cerrar nuestro porche o terraza tienen la ventaja de ser muy resistentes y duraderas, pero las de cristal, a pesar de ser más caras y difíciles de mantener, son mucho más útiles, ya que permite aprovechar más el espacio, dan más luminosidad a la casa y podemos disfrutar de las vistas exteriores.
Por otro lado, también encontramos los cerramientos con persianas motorizadas, una opción muy económica y fácil de instalar, pero que solo es aconsejable utilizar en caso de vivir en un lugar con climas donde el invierno no es demasiado frío.
Finalmente, también podemos escoger una estructura de PVC, que suele ser muy resistente y permite instalar sistemas plegables para poder abrir y cerrar completamente el porche o terraza en función de si hace más frío o más calor.
Las estufas exteriores son fundamentales
A la hora de instalar un sistema para calentar el porche o la terraza en invierno, debemos tener en cuenta el tamaño del espacio en el que vamos a ponerlo, el tamaño de la estufa que queremos utilizar, las opciones de ventilación de que disponemos y, finalmente, el uso que le vamos a dar a la estancia: puntual, como salón habitual o como lugar de teletrabajo.
Entre las estufas exteriores, podemos escoger una de gas. Estas son muy baratas y útiles, pero necesitan contar con una medida de ventilación y renovación del aire para evitar intoxicaciones. Para evitar esto, podemos utilizar una estufa de pellets, que es igual de barata, nos permite ahorrar en la factura energética porque es mucho más ecológica y, además, no necesita ventilación. Por el contrario, precisa de un buen mantenimiento.
También podemos optar por un radiador de parafina, muy fácil de instalar y sin gases tóxicos, lo que la convierte en idónea para espacios cerrados. Este también es el caso de las estufas eléctricas, que son muy seguras y cómodas y no necesitan de mantenimiento. El único contra de este tipo es que el gasto en electricidad puede ser más elevado.
Por último, una opción que muchas veces pasa por alto, pero que, a priori, parece la mejor, es el aire acondicionado: puede utilizarse tanto en invierno como en verano, es muy silencioso y, además, nos permite renovar el aire de la estancia.